La mejor compra de un portátil

La mejor compra de un portátil

 

¿Cuánta memoria RAM necesitaré?, ¿Cuál es la importancia de la velocidad del procesador? ¿Qué tamaño de pantalla me conviene? Con los siguientes consejos, te ayudamos a resolver todas estas dudas que surgen en la compra…

 

Con la actual situación que existe en el mercado de una gran variedad de dispositivos, en ocasiones la elección resulta más tediosa de lo previsto. Uno piensa que tiene claro lo que necesita, y cuando llega a una gran superficie para elegir la que consideraba más adecuada para sus necesidades, se encuentra con nuevos dispositivos que podrían permitirle ser más productivo. Y es que está claro que para tareas como navegar por páginas Web y leer correos electrónicos, a día de hoy, las tabletas son la mejor elección. Pero si lo que necesitas es realizar trabajos o utilizar aplicaciones específicas, el portátil te sigue concediendo un teclado físico, una pantalla de mayor tamaño, infinidad de posibilidades de almacenamiento, así como compatibilidad con la mayoría de programas. Siguiendo estas reglas que te proponemos, puedes convertir la compra en un paso sencillo.
1.- RAM de al menos 4 GB
Independientemente de la función que le vayas a dar al portátil, las últimas versiones de sistema operativo Windows son auténticas devoradoras de memoria RAM, así como las aplicaciones que luego corren sobre el sistema operativo. No te recomendamos menos de 4 GB, y conviene que lo tengas en cuenta, pues en el mercado existen todavía configuraciones con 2 GB.

2.- Discos SSD vs HDD
Hasta hace poco tiempo, la elección de unidades de disco SSD de estado sólido implicaba una aceleración extra al sistema, debido a que la ejecución de procesos se llevan a cabo más rápido en este tipo de memoria, pero en perjuicio de contar con una cantidad de memoria para el almacenamiento minúscula. Si con un SSD teníamos 64 o 128 GB, por el mismo precio teníamos una configuración de portátil con disco duro mecánico tradicional de 1 TB. La diferencia era notable. En los sistemas actuales, podrás comprobar que los fabricantes han adoptado una solución híbrida, es decir, que el portátil viene con un SSD de escasa capacidad (32 GB) para acelerar estos procesos del sistema, acompañados de discos duros HDD de gran capacidad para el almacenamiento. Ante la duda, piensa que un SSD te aportará muchos beneficios (Windows 8 viene optimizado para trabajar con SSD), y siempre podrás emplear discos duros externos, con precios bajos en los que 1 TB no supera los 99 euros.

3.- Probar antes de comprar
Más allá del lugar donde finalmente realices la compra, incluso si te animas a hacerlo en tiendas online, la principal recomendación que damos es que pruebes el equipo antes de comprarlo. En el laboratorio de nuestra revista estamos cansados de comprobar como en portátiles con la configuración más potente (Intel Core i7), el fabricante descuida factores tan determinantes como son la sensibilidad del touchpad, el tamaño y calidad de las teclas, el manejo táctil en pantalla, o la visualización del panel LCD. Son factores determinantes, pues te van a permitir interactuar con tu equipo, y aunque no vayas a redactar una novela, seguramente quieres que cuando utilices el teclado, éste responda a la perfección. Muchos usuarios, cansados por la mala experiencia de su touchpad acaban conectando un ratón a su portátil, un hecho que no tiene por qué convertirse en habitual.

4.- Un factor más…
Habrás notado que en las recomendaciones anteriores hemos pasado por alto el apartado de procesador. Tanto los equipos con procesadores Intel, como los AMD, ofrecen varios núcleos de procesador que permiten afrontar con éxito la mayoría de tareas que desempeñes. Hace unos años podría ser un elemento diferenciador y muy empleado como herramienta de marketing, pero en la actualidad, los equipos vienen sobradamente preparados. Conviene más observar aspectos de batería, por aquello de la autonomía, tamaño de pantalla, o si dispone de aceleradora gráfica dedicada, que si el portátil tiene Core i3 a 1,2 GHz o i5 a 2,6 GHz. A menos que te pases el día editando vídeos o jugando con juegos de gráficos intensos, cualquier CPU de la generación actual te servirá.